CONTINÚO CON LA DICHOSA BIENAL (que no he visto). Los críticos interpretaron el lujoso acontecimiento (parece que ha costado más de 2,5 millones de euros) como una muestra: «comprometida con el presente, que reacciona ante el contexto histórico, y en el que la calidad estética viene determinada por la voluntad ética, perfectamente legítima» Elena Vozmediano. También hay una alusión crítica hacia el arte «comercial y autorreferencial«. Lo importante, parece ser, es crear obras plásticas de tesis sociológica, que pueden ser valiosas, por qué no? Lo lamentable es que haya que recurrir a construcciones o deconstrucciones de un feísmo anecdótico e, ineludible y paradigmáticamente, a acepciones de arte povera: montones de ladrillos con agujeros (sí, los de las obras de bloques de protección oficial), para elaborar un supuesto discurso sobre los « espacios problema », según el señor Enwezor. Todos lo movimientos artísticos, inevitablemente, han hundido su razón de ser en la época en la que fueron creados, pero, nunca hasta ahora (creo), se había producido un alejamiento tan desalentador entre el espíritu o el mundo sensorial personal y las lecturas e interpretaciones (tan bien pagadas) de artistas espectáculo, que elaboran devastadoras.
3 ENERO 2007
© 2005 pepe fuentes