25 ABRIL 2007

© 2000 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2000
Localizacion
Marruecos
Copiado máximo en soporte baritado
2
Fecha de diario
2007-04-25
Referencia
2306

¿Por qué me provoca alegría el desierto que apenas he disfrutado sólo unos días y con la urgencia de un viaje apresurado? No lo sé. Hay tantas preguntas sin respuesta que quizá sea mejor no formularlas. Puedo aventurar una teoría para mi uso, exclusivamente, y es que mi paisaje infantil era desértico. La explicación es culturalmente irreprochable (por tópica) pero no sé; no estoy seguro. Sí estoy seguro de que los paisajes abigarrados, repletos de elementos y árboles me entorpecen y abruman. Una explicación de más enjundia me llevaría a suponer que los mínimos y grandiosos elementos del paisaje desértico llegan más honda y directamente a los espíritus contradictorios. Esto último es indemostrable, luego presumiblemente cierto.

«En el desierto, uno se vuelve otro: el que conoce el peso del cielo y la sed de la tierra; el que ha aprendido a contar con su propia soledad. Lejos de excluirnos, el desierto nos abriga. Devenimos inmensidad de arena como, escribiendo, somos el libro.» Edmond Jabés

Pepe Fuentes ·