26 MAYO 2007

«Restos de fuego por doquier; alguien abandonado podría haber muerto en la heladora soledad de la madrugada, cuando el fuego se ha apagado y las sombras chillan hasta el espanto. Algo encogido, consigo balbucear alguna toma. A ratos me siento más fuerte y hasta fabulo, intuitivamente, lo que podría ser una secuencia: la del miedo. Pero eso, en este momento, todavía no lo sé. Si ha sucedido lo sabré otro día, cuando lo ahora invisible se revele.»