«Durante horas me asomé a los umbrales y al visor, encuadrando paredes manchadas de abandono, pisando un suelo negruzco y blando, corrompido de suciedad. Cuando me alejaba con alivio, no conseguía fijar el recuerdo de las fotografías que había realizado; iban y venían mezclándose. Habrá que esperar, poner distancia a la pena que causa la destrucción y orden al desorden. La luz de los sitios abandonados, tamizados de polvo y miseria, alcanza el corazón de la pena.«
27 MAYO 2007
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