Últimamente escaneo muchas fotografías. Los únicos positivos con lo que cuento salen de las cubetas de los químicos; todavía no me ha dado por editar copias en impresora (quizá no tarde en hacerlo), sin embargo, he incorporado el escáner a mi vida. Escanear es para mí una actividad distendida, aunque sin alma. Introduzco el negativo en el «porta» y éste en la maquinita, configuro mecánicamente las características, pulso «escanear» y me dedico a hacer otra cosa. Minutos más tarde miro el resultado fríamente y lo guardo en la carpeta con un número de ID. Después me olvido de la fotografía y de todo.
14 AGOSTO 2007
© 2007 pepe fuentes