A veces decimos de los demás que son «tontos«. A mí siempre me ha asombrado esa facilidad para diagnosticar lo imposible. No sé en qué consiste ser tonto o listo. Yo también califico de tontos a quien, engañosamente, a mi me lo parecen y suele ser porque me desconozco en ellos y desde luego, siempre, tengo una falta de sintonía con el señalado como «tonto». De cualquier forma podría intentar hacer un retrato robot del tonto (aunque no me resultara fácil), ahora del «listo» me sería completamente imposible. Desconozco por completo ese estado privilegiado. Hay síntomas, superficiales tal vez, que podrían orientarme: el éxito, la ventaja, las ocurrencias, la agilidad mental, la riqueza y otros muchos, pero esos, a mi, me resultan completamente desconocidos.
27 AGOSTO 2007
© 2000 pepe fuentes