Quince de Octubre: lunes. Salamanca. Llegué a las siete de la tarde a un sórdido Hospital. Fui porque me llamaste, José Luís, amigo, para contarme que tu hijo había tenido un pavoroso accidente. Supongo que necesitabas un poco de ayuda; más ayuda. Cuando llegué ya tenias a mucha gente a tu lado, personas muy importantes para ti, pero tu necesidad y la de Maricruz, era inagotable. Vuestro hijo estaba en estado crítico después de un estúpido y terrible accidente. Fui para darte un poco de calor, un abrazo muy fuerte, y el apoyo que fui capaz, porque nos queremos desde hace muchos años y, como tú me decías: -si no sentimos cerca en momentos así a nuestra gente, la importante, la que llevamos en el corazón, la vida no ha valido la pena; nada ha valido la pena-.
29 NOVIEMBRE 2007
© 1981 pepe fuentes