Llegamos a Sicilia unas treinta horas después de haber partido. Durante ese tiempo logramos hacer muchas cosas: comer, beber, cenar, volver a beber, dormir, comer, comer otra vez, asistir a una fiesta donde ella fue una de las protagonistas, cenar por segunda vez desde que nos embarcamos, volver a beber (estábamos bebiendo demasiado, creo), dormir, desayunar. Sin ser apasionante, al menos estaba resultando bastante entretenido. De vez en cuando, perezosamente, una fotografía de la estela del barco, de gran contenido simbólico y hasta poético (alguien debería darme un premio a la originalidad).
9 DICIEMBRE 2007
© 2007 pepe fuentes