El viaje (crucero por el mediterráneo de ida y vuelta) se acababa. El último día deambulamos por la cubierta arrastrando las consecuencias de nuestros experimentos nocturnos: cerrar la discoteca cada noche. Esa experiencia tan exigente nos permitía cultivar la comunión de almas con gente como nosotros: con tendencia a descarriarnos a poco que tuviéramos oportunidad, aunque resultara terriblemente agotador. Así que, cansado como estaba, no podía dedicarme a sutilezas fotográficas, aunque algunas se me presentaron, como ésta, por ejemplo.
17 DICIEMBRE 2007
© 2007 pepe fuentes