20 DICIEMBRE 2007

Perfumado encuentro un lunes otoñal, por la mañana, con un hombre en el que predominaban los tonos grises: el individuo se había levantado temprano. Se perfumó, se peinó su bigote generoso de tonos grises casi blancos; también su contenida melenita con reflejos grisáceos alternados con blanco puro con sumo cuidado, y se vistió con un traje gris de corte sobrio pero moderno. Es un hombre elegante y actual. Ideológicamente progresista (se autodefinen así los de un determinado partido político; en su ideario presumen de ser solidarios, abiertos al mundo, a lo nuevo y al progreso, mientras acusan a sus enemigos políticos de todo lo contrario). Yo, sin embargo, no lo tengo tan claro; es más, no sé exactamente qué es ser progresista. El hombre vestido de gris, generosamente perfumado y políticamente correcto (léase: pensamiento único), no tiene inconveniente (supongo) en mezclarse con gentes de otras tendencias (es demócrata), siempre que sea para salir en las fotografías.