Volviendo a leer el día de ayer noto que, por tercera vez, no he conseguido transmitir lo que me gusta Paul Auster. Me salen comentarios que bordean la ironía, sin poderlo evitar. Padezco incontinencia y descontrol frente al «scriptorium». Pero no, me gusta, porque, cómo podría ser crítico con alguien que ha escrito decenas de libros y del que sólo conozco dos (por el momento). Brooklyn Follies, está recorrido de principio a fin por el espíritu del azar, asunto recurrente en Auster y muy querido para mí; ¡cómo no me iba a interesar! Otros aspectos sumamente sugestivos, cargados de resonancias, son la permanente perplejidad de sus personajes, la digna decadencia de algunos y la lucha titánica por vivir (que no sobrevivir) de todos ellos. Claro que me interesa mucho su campo de visión; y también su idea de la –Corte de Hombres Debilitados-, a la que supongo que pertenezco por afinidad y circunstancias.
25 ENERO 2008
© 2006 pepe fuentes