Bordeamos pacientemente el sinuoso precipicio y fuimos parando en todos los miradores que había a lo largo de la ruta para visitantes. Descargaba el equipo, montaba la cámara sobre el trípode, miraba por el visor y veía lo mismo que en la parada anterior, con ligeras diferencias, dependiendo del discurrir de las nubes.
9 AGOSTO 2008
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