Tanto P., como yo, cuando caminamos, no buscamos a nadie, lo hacemos para estar solos y abstraernos o aburrirnos, pero sin la molestia que supone tener que mantener conversaciones sin sentido. Una de las escasas razones por las que a veces me gusta mi ciudad es porque los que la habitamos caminamos solos. Esa tarde fotografié muy poco (sólo lo que muestro estos días), la razón, probablemente, fue que también a las fotografías les gusta estar solas, y a ser posible emboscadas entre arbustos de formas caprichosas y confusas que les ha proporcionado el paso del tiempo.
4 ABRIL 2009
© 2009 pepe fuentes