Por fin me encuentro con lo que busco: la exposición de García-Alix. Cuando entro en las salas llego amodorrado por el ruido monocorde de Zoe Leonard, pero la primera fotografía a la que me enfrento me produce el efecto de una copa de alcohol de alta graduación trasegada sin respirar nada más despertar. Ahora todo iba bien. Conozco gran parte de la obra de este artista (a él no y ya es tarde para esas cosas). Enseguida tengo la sensación de que me va a impresionar hondamente porque, por lo que se, se trata de una amplia mirada a su tiempo existencial a través de su cámara, es decir, a una parte importante de su alma: él se confiesa fotógrafo.
«Me muevo hacia delante para atrapar mi propio tiempo y el tiempo va siempre hacia atrás…De donde no se vuelve.
Han pasado muchas cosas en treinta años.
Parece que fue ayer cuando fotografiaba debajo de las tapias.»
Alberto García-Alix