No tenía ni idea de a quién había pertenecido o quien lo había construido, si republicanos o fascistas. Me daba igual. El caso es que, por más que daba vueltas y miraba y miraba, no encontraba manera de componer una imagen amena en el visor. Es el problema de trazar itinerarios y propósitos; a veces sale bien y otras no, pero siempre estás subordinado a lo que ofrezca la apariencia de la localización. Apenas si hay margen para la sorpresa o el azar: el guión manda. Buscaba un búnker y encontré un búnker. Sólo era eso y nada más. Eso me pasa por ponerme previsible. Tenía más mérito encontrarlo, nada menos que en Colmenar del Arroyo, que fotografiarlo. Una vez allí, sólo se trataba de buscar encuadres entretenidos, pero ni así conseguía dar con alguna imagen que transcendiera su achaparrado e identificable aspecto. Seguí dando vueltas, como un sioux en pie de guerra.
15 JULIO 2009
© 2009 pepe fuentes