Otra vez frente a las caras de los creyentes: el final de diario del mes pasado y ahora, comenzando éste. Fotografié el cuatro de Julio, sábado, en Madrid. Sin duda fue lo mejor que pude hacer de seis a nueve de la tarde. El calor era sofocante y agotador: no acababa ni cedía. Llevaba mis dos viejas cámaras: la pequeña y la grande. Cuando escribo esta especie de crónica, hoy, seis de julio, aún no he revelado los rollos expuestos. Las palabras que consiga hilvanar y que no me decepcionen demasiado, se sustentarán sólo en el recuerdo. Después ya veré si lo escrito y lo que se revele en las fotografías que supongo que hice (todavía puede haber accidentes o eventualidades no previstas), tienen algo que ver entre si…
1 SEPTIEMBRE 2009
© 2009 pepe fuentes