No suelo volver sobre libros leídos y tengo la impresión de que no es bueno. La razón: ¡son tantos los no leídos! Esa es una de las causas de que nunca llegue a saber mucho de nada. Tampoco lo necesito. En definitiva, uno siempre hace lo que más le conviene; aunque sea sin darse cuenta. En una de las pocas cosas que siempre he creído ha sido en el instinto, y que fuera el destino quien decidiera. Estos dos dudosos, pero indudables valores, tienen muchísimo que ver con la fotografía. Ah, se me está olvidando referirme al libro releído: Diálogo con la fotografía, de Paul Hill y Thomas Cooper. Versión y edición española: 1980. Como sugiere el título, los autores se acercan a la fotografía a través de entrevistas a fotógrafos/artistas importantes, todos ellos nacidos a primeros del siglo XX o finales del XIX, la mayoría americanos. Hace años, me llamaron la atención las reflexiones de Wynn Bullock. Releído ahora: sus conceptos y filosofía del lenguaje fotográfico me siguen pareciendo lo más interesante del libro. No así su obra fotográfica (lo poco que conozco). No siempre sale bien armonizar razón (filosofía) y pulsión (obra). «El proceso de tomar fotografías, o en todo caso una parte mayor de este proceso es algo intuitivo. No se puede salir a planear lógicamente una fotografía, pero cuando se vuelve la razón toma las riendas y verifica o rechaza lo que se haya hecho. Por eso digo que la razón y la intuición no están en conflicto, sino que se refuerzan entre sí.» Wynn Bullock