A estas alturas de mis interminables anotaciones sobre sesudas opiniones sobre filosofía fotográfica, de autores «autorizadísimos», no sé si habrá alguien al otro lado de la pantalla. A éste, comienza a producirse una alarmante fusión de mi yo fotográfico consciente con el subconsciente, o lo que es lo mismo; una reacción físico/química a tanta esencia ontológica, que puede dañar seriamente mis ganas de vivir. El mundo, con un excelente criterio selectivo, no suele frecuentar esta web y yo, si no fuera porque estoy perdido en ella y no encuentro la salida, tampoco. No obstante, voy a ser tan constante y consecuente como un corredor de maratón y, con el último aliento «intelectual» a punto de apagarse para siempre, voy a incluir una penúltima cita de un fotógrafo francés muy simpático con el que coincido en algunas cosas como esta: «El fotógrafo debe ser un filtro entre lo desconocido y misterioso y la percepción de este mundo…Hay un lenguaje en la fotografía que es un poco misterioso, que no es un vocabulario, que no es una alfabeto, que no es una ciencia, ni siquiera arte como «fenómeno cultural» y que puede estar, como dijo alguien, «en contacto directo con el inconsciente». Eso puede ser posible en relación con la fotografía» Robert Doisneau
17 DICIEMBRE 2009
© 2009 pepe fuentes