Crónica de los Lunes I. Si algún día me decidiera a escribir un libro sería sobre los lunes. No sé si conseguiría encontrar algo de sustancia a tan penosos días. Lo intentaría a partir de apuntes e impresiones o más bien imaginaciones de fin de semana, que no sé si son verdad o mentira; si las he vivido, leído en un obra dadá, visto en una película surrealista o soñado. Por ejemplo: «-las relaciones internacionales pueden animar un poco la escena-; o, -no siempre es necesario esperar al final para saber lo que va a pasar-. -Al parecer, le dieron un golpe en la nariz, pero no se le notaba nada-. -Inesperadamente, A., se dirigió a un tipo que parecía un marine americano y le dijo que no podía pegarle, porque tenía gafas (A., claro). El marine estuvo de acuerdo porque además de alto y soso era un hombre sensato. Yo me reí bastante con la ocurrencia; aunque me preocupó un poco no llevar gafas-. -La bailarina, hablaba demasiado, y según dijeron mis amigos de lengua venenosa, parecía un jarrón. Yo estuve de acuerdo, aunque no le di importancia-. -Los alemanes no habían visto un mapa de la península ibérica en toda su vida. Tampoco eso era importante-. -La osteopatía puede malograr algún plan B. Esto último tiene más importancia de lo que puede parecer a simple vista-«. Podría seguir acordándome de cosas parecidas durante mucho espacio, porque hoy es lunes y son días propicios para estas visiones. Sin embargo, como los fines de semana no suelo fotografiar, no dispongo de imágenes convenientes. Hoy pienso (aunque quizá se me pase pronto) que voy a seguir intentando estas crónicas (en cursiva), que ilustraré con fotografías tan imposibles como los propios lunes.