Crónica de los Lunes III. Hoy me ahorraré el prólogo. No tengo nada que decir, salvo que es un refrito de dos lunes y que no me ha salido muy bien (me temo): «-no parecía que hubiera nadie, y efectivamente, no habían venido-; -cuando se produce la inquietante coincidencia de deseo y culpa, las palabras resultan incomprensibles-; -los disfraces eran tan vulgares que desee irme por donde había venido-; -el carnaval no forma parte de mis fiestas deseadas-; -la actitud carnavalesca debería ser permanente, y si no, al menos, exhibicionista-; -es todo tan anodino-; -sólo llevé un sombrero parecido al de John Lurie, en Extraños en el paraíso, de Jim Jarmusch, pero me faltaron los tirantes y la prima húngara y claro, nadie se enteró: esas sutilezas no están al alcance de todo el mundo-; -la parte más decepcionante fue cuando a los asistentes les dio pereza aplaudir-; -no me gustan los aplausos, salvo si me los dedican a mí; ardorosamente, con fervor-; -como en mi vida no hay aplausos, me dedico a pensar en otra cosa; en justa correspondencia, procuro no aplaudir nunca-; -todo resultaba aburrido, los jóvenes ocupan demasiado espacio en la noches de vino y rosas-; -teníamos claro que queríamos irnos de allí cuanto antes»
8 MARZO 2010
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