Después de muchos años de practicar la fotografía he decidido afrontar un importante empeño: «habitación de retratar». Situado ante el hecho, he confirmado lo que ya sospechaba: no tengo ni idea de cómo hacerlo y que además me salga bien. El propósito excede el hecho fotográfico en si. Manejar una técnica no es nada, persuadir a personas para que se detengan un rato frente a mi vieja cámara grande (para lo que soy especialmente incompetente) no es nada, ser más o menos ocurrente en la disposición de la escenografía, tampoco es nada. Todo eso y algunas cosas más, no son nada…
3 ABRIL 2010
© 2008 pepe fuentes