…El ruido de los tambores se iba perdiendo a lo lejos. Poco después, dejaron de oírse; los hombres de las túnicas azules, o negras, o rojas, o blancas, y cordones amarillos con borlas que les ceñían la cintura, ya debían estar en la plaza de la catedral, quietos, al sol, descansado de la arrebatada ascensión. El viaje de ida, también lo sería de vuelta, pero hasta que regresaran cuesta abajo no teníamos nada que hacer, así que nos dedicamos a mirar y fotografiar…
25 ABRIL 2010
© 2010 pepe fuentes