…Viena y la sombra protectora de Schnitzler, se mostraban acogedoras e intensas; aunque el cielo se mantuviera persistente y fatalmente gris. A las iglesias y recintos cerrados llegaba la mortecina luz del exterior. A medida que avanzo en el tiempo y en experiencia con mi vieja cámara grande, sospecho que, a fin de cuentas, la luz, aún siendo imprescindible para fotografiar y hasta esencial en algunas imágenes, no es lo más importante. Lo que verdaderamente da sentido a todo es la visión, el pálpito que se percibe ante lo que aparece delante de nuestra mirada. La luz no es la cuestión: se puede fotografiar sin que apenas exista; lo que realmente hará que la imagen sea valiosa será la elección y la atmósfera que irradie…
«Nunca será el problema que has escogido, ni el espíritu con que lo trataste lo que convertirá tu obra en imperecedera; más bien serán los personajes que creaste y la atmósfera con que les rodeaste». Arthur Schnitzler