…Me sentía en la ciudad de las ensoñaciones, perfecta para vivir un destino convulso y trágico. Las imágenes me llevaban a las ficciones y estas a mi visor, siempre ávido y eternamente insatisfecho. Este hombre caminaba ensimismado, con un ligero balanceo de sus hombros, efecto reflejo de una casi imperceptible dificultad de sus piernas; o quizá debido al cansancio por mantenerse alejado del destino fatal…
«El artista está rodeado de un elemento misterioso cuya mediación le hace capaz de comprender su mundo entorno con mucha más fuerza que cualquier otra persona, al mismo tiempo que le aísla de él de un modo inexorable, más de lo que pudiera hacerlo el muro más grueso. Arthur Schnitzler
16 MAYO 2010
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