…Se cansó pronto de exhibirse en el fabuloso plató de luz y arena, y se perdió detrás de una duna. Instantes antes hice esta fotografía. Luego, seguí fotografiando a más de cuarenta y cinco grados con una luz cegadora: la fotografía de mañana, de celebración, está realizada poco después de que el motorista y su imponente moto nos dejaran solos con nuestra emoción. Nada importaba, era uno de mis paisajes soñados, aunque muy difícil para mí. Los momentos de gran excitación estética entorpecen gravemente mis propósitos. Creo que podría fotografiar todos los días de mi vida en desiertos. No me cansaría nunca.
3 JUNIO 2010
© 2008 pepe fuentes