Nunca he estado tan apurado con este diario como ahora: los intervalos de tiempo se me estrechan peligrosamente y los días se agolpan en el calendario como amenazas. Hace no mucho tiempo tenía previsto el guión con diez días de antelación, como mínimo. Ahora, no sé que incorporaré pasado mañana. Supongo que las dificultades radican en pretender ocuparme de demasiadas cosas. Tendría que pensar seriamente en parar y hacer sitio para otros empeños; si no fuera porque para mí el diario es tan ineludible como que el día suceda a la noche. El diario es la consecuencia lógica de levantarme, dedicarme a mis cosas, acostarme, dormir y volver a levantarme. Es la prueba irrefutable de que sigo existiendo, aunque sólo sea como accidente biológico. Si pienso en dejarlo me invade una ansiedad que se parece demasiado al miedo a la muerte. No, el diario no es un hecho creativo, es una cuestión de supervivencia. Temo que si lo abandono, su espacio lo ocupe la tragedia.
7 JUNIO 2010
© 2009 pepe fuentes