Cuatro de Junio V: después de pasar bastante tiempo en el embarcadero, al Chiado, también ineludible. No se puede ir a Lisboa y no pasar un rato en el Chiado, en alguna terraza cerca de la plaza. Esta vez fue en A Brasileira. En la mesa de al lado Fernando Pessoa, en bronce, con imagen modernista y expresión relajada y amigable. Me llamó poderosamente la atención que todo tipo de gentes se acercaban constantemente a fotografiarse a su lado, y me pregunté si todos ellos, de aspecto y sensibilidad poética improbable, sabían quién era Pessoa o habían leído su obra. Supuse que sí y me agradó sumamente el reconocimiento y admiración que le profesaban.
15 JULIO 2010
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