24 JULIO 2010

© 2010 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2010
Localizacion
Naty, (Toledo España)
Copiado máximo en soporte baritado
3
Fecha de diario
2010-07-24
Referencia
3557

Cinco de Junio IX: por la noche; cena en el Barrio Alto, algún que otro bar de copas donde conocimos a algunos lisboetas razonablemente  simpáticos, y retirada ordenada hacia el hotel. En la puerta, en el último instante, el accidente. Resbalón en la acera y caída. La pierna se dobló y todo el peso del cuerpo cayó sobre el pie izquierdo torcido o ya dislocado. Gran dolor e imposibilidad de plantar el pie en el suelo. Búsqueda apresurada de un hospital. El primero que localizamos resultó ser nuevo, grande, silencioso y sin pacientes a la vista. Nos recibió una doctora madura, malhumorada y llorosa. Evidentemente no lloraba por el dolor de Naty, pero tampoco sabíamos por qué. A pesar de que no se veían enfermos por ningún lado, tardó mucho en aparecer la persona encargada de hacer una placa radiológica. Una vez hecha, continuamos esperando interminablemente, porque el médico que tenía evaluarla, según nos dijo la lacrimosa doctora, se encontraba fuera del centro sanitario. Empezamos a sospechar que no habíamos dado con el sitio adecuado. El dolor era intenso. Por fin le administraron un calmante. Amanecía y del traumatólogo no había noticias. Apareció la compungida doctora y esta vez cambió su actitud desabrida por gestos cariñosos, comprensivos y amables y nos dijo que había algo roto (su antipatía se debió, muy probablemente, a que pensó que la única razón que nos había llevado al hospital esa madrugada había sido molestarla). El médico llegó con el sol. Diagnosticó rotura del segundo hueso metatarsiano del pie izquierdo, colocaron una férula, nos proporcionaron unas muletas y nos dijeron que podíamos irnos, previo pago del servicio, claro. Vuelta al hotel, dormimos dos horas e iniciamos la vuelta que duró cinco. El viaje se había acabado y ahora teníamos un recuerdo y una circunstancia dolorosa que todavía hoy sigue limitando el movimiento. La gravedad de las consecuencias de la fractura aún seguirá demasiado tiempo, con diagnósticos cambiantes y nombres parecidos a retorcidas, malévolas y monstruosas torturas. 

Pepe Fuentes ·