…Claudio Magris, a pesar de la frase de ayer, viaja y escribe magníficamente sobre sus viajes y el hecho de viajar. Suscribo su reflexión sobre quedarse en casa, pero como él también viajo; de vez en cuando. Sin viajes hay muchísimas menos fotografías, luego menos posibilidades de conocer y conocerse. No es extraordinario, le pasa a todo el mundo. No todos escriben sobre sus viajes, como Magris, pero todos, sin excepción, fotografían como yo. En Agosto viajé al extranjero: a Milán, y a Turín, y a la costa francesa (del Sur), y finalmente a Cataluña, más concretamente a Barcelona. Las fronteras, fundamentalmente, las traza la lengua, me parece. Cuando me alejo de mi casa, de mi ciudad, sé que he entrado en otro territorio cuando los demás se expresan y se comunican en un idioma diferente al mío. Por lo demás, en occidente, las cosas se parecen mucho en todos sitios (o no tanto, no sé). He pasado diecinueve días fuera de mi ámbito cultural, si es que se puede afirmar algo así, porque no estoy seguro del todo de lo que es un ámbito, un territorio, un país, una comunidad, una cultura; en fin, que las certidumbres no abundan en mi desconcertada personalidad, ni falta que me hacen…