Catorce de septiembre. Doce y cincuenta (p.m.). Después de poco más de cinco horas de duro esfuerzo en mi cheslón de escribir, he conseguido completar el texto de cuatro días de diario (después vendrán las arduas correcciones). Bien, sigo con la fotografía que ha tocado hoy (caprichosamente). Reproduce un impresionante muro del Castillo Sforzesco, de Milán. Nada más. «Hay cosas que no se juzgan. Se contemplan». José María Álvarez