Dieciséis de septiembre. Nueve y diez (a.m.): hoy llueve. Es la primera lluvia impregnada de olores otoñales. En Septiembre, pero con sabor a Octubre. Otoño ya. Mi decaimiento, casi otoñal, no impedirá que a las doce y media viaje a Madrid con tres intenciones: comprar químicos para mi trabajo de laboratorio de la semana que viene, ver la exposición de Turner y los maestros, en el Museo del Prado, y visitar a mi tío Clemencio Fuentes González, importante chef de alta cocina en los años setenta y ochenta. Ahora lo que se entiende como tal, es otra cosa. Si fuera posible, preferiría comer algún plato preparado por él, que probar los resultados de dudosas investigaciones aireadas hasta el paroxismo por los medios de comunicación. Pero, en fin, manda el negocio, siempre el negocio. La fotografía de hoy, nada tiene que ver con ningún tipo de negocio y, por supuesto, carecería de importancia que no tuviera que ver con Nada del mundo. Sin embargo, si me preocuparía un «poquito» que tampoco tuviera que ver con mi vida.
15 OCTUBRE 2010
© 2010 pepe fuentes