…A través de la obra que ahora tenía delante, en la mesa grande de mi estudio, creo que era fácil deducir cómo se había desarrollado su proceso creativo. Nada más llegar a Toledo, en Septiembre de mil novecientos setenta y tres, e instalarse en la calle Coliseo, en el casco antiguo, Harumi comienza a dibujar tomando motivos y personajes de la calle. Sencillos dibujos impresionistas, pero de un alcance marcadamente expresionista. Poseía un instinto salvaje. En sus dibujos no hay margen para la complacencia. Acababa de llegar y tenía mucho que aprehender. Supongo que fue una época de febril actividad. También dibujó paisajes, árboles y animales. El año siguiente pintó copias de cuadros de El Creco que hay en la ciudad. Pintar y dibujar lo compatibilizó con el descubrimiento y adaptación a una cultura desconocida. Aprender el idioma y encontrar medios de subsistencia. Tenía una capacidad de aprendizaje prodigiosa porque, en algunos de sus cuadernos, he podido ver escritos en perfecto español, tanto ortográfica como sintácticamente, fechados año y medio después de llegar. No les conocí en aquellos años. No fue hasta mil novecientos ochenta y uno, en Ronda, en un viaje que realicé junto con Carlos Villasante, amigo común…
25 NOVIEMBRE 2010
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