Cómo sabré que todo ha salido bien? Hay dos modos principales. Supongo que algunos más, pero ahora no sé cuales. Uno de orden estético (del que hablaré otro día), y el otro espiritual, o la sensación de que lo hecho tiene sentido y está profundamente relacionado con mi manera de ser, ver y estar. Que lo que hice fotográficamente hace treinta años está unido por un invisible hilo conductor con lo que hice anteayer. No, no es que quiera ser una piedra inalterable, sino que, independientemente de los avatares, momentos y circunstancias existenciales o preocupaciones estéticas, siempre he sentido la inquietud y necesidad de expresarme. Que esa necesidad, junto con dos o tres cuestiones más, las esenciales en mi vida, siempre ha permanecido conmigo. No creo haber perdido ninguna y he defendido furiosamente todas. Precisamente porque creo vivir con una cierta coherencia, y porque nunca he sido una piedra inalterable. Otra nueva serie: -fotografías de artista-
9 DICIEMBRE 2010
© 2005 pepe fuentes