23 ENERO 2011

© 1986 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
1986
Localizacion
Torremolinos (España)
Soporte de imagen
-35 MM. Kodak. High-Speed Infrared 100
Soporte de copias
ILFORD MULTIGRADO BARITADO
Viraje
SELENIO
Tamaño
27,7 x 18 cm
Copiado máximo en soporte baritado
2
Copias disponibles
2
Año de copiado
2011
Fecha de diario
2011-01-23
Referencia
2032

Sobre esta serie si que no tengo nada que decir, y tampoco que escribir (son dos cosas distintas). Como le ocurre al protagonista de la última novela de mi apreciado Vila Matas (Dublinesca), que he empezado y todavía no terminado, y que terminaré, sin duda (últimamente no termino ningún libro), me estoy convirtiendo en un -hikikomori- (a destiempo) y eso tiene el efecto colateral indeseable de ir perdiendo capacidad de expresión hablando. Cada día se me pierden unas pocas palabras de las que se usan para conversar con la gente. Las palabras huyen de mí como de un apestado. Me compraré un perro para ejercitarme. Me pasaré los días escribiendo y hablando con el perro al mismo tiempo, a ver si así consigo taponar la vía de fuga de las desertoras y traicioneras palabras. Me estoy apartado del motivo que me convoca frente al ordenador hoy, viernes (catorce de enero), en una mañana neblinosa en la que a través de mis ventanales no se ve más allá de un metro (puesta en escena del mundo perfecta para un -hikikomori-), y que no es otra cosa que presentar la serie: -Las decisiones audaces- . Por qué audaces (para mí, claro), pues porque en ella aparecen bañistas, gentes que deciden meterse en el agua sin saber qué peligrosos seres vivos se mueven debajo de ellos. Podrían ser animales fabulosos, depredadores o monstruos. Por si fuera poco, podrían ahogarse por nada, de pronto. A mucha gente le ocurre; sencillamente, se ahogan y ya está. No veo la gracia ni la supuesta compensación (en placer, claro) de arrostrar el gravísimo y probable riesgo de morir ahogado (debe ser una espantosa forma de morir). Yo nunca me meto en el agua, por supuesto; no me baño nunca, ni siquiera en la bañera de mi casa. Los únicos riesgos que corro, a veces, es intentar relacionarme con gentes (por placer, claro), para no convertirme en un -hikikomori- (a destiempo), sin solución. Tenía razón antes, no tenía nada que decir, y tampoco que escribir.  

Pepe Fuentes ·