29 ENERO 2011

En el otro me niego, me afirmo, me repito,
sólo su sangre da fe de mi existencia». Octavio Paz
Suelo, porque me apasiona y porque no puedo dejar de hacerlo (es una adicción), citar autores. Persigo frases afortunadas tanto como imágenes para mi cámara. Buscando, siempre buscándome fuera de mí. Mi inquietud, mi deseo, mi obsesión, mi razón de ser, es absorber (no sé si culpable o inocentemente) lo que está fuera pero me resuena dentro. Como soy un hombre sin contenido tengo la obligación, o más bien la necesidad, de encontrarlo fuera. Las gentes que somos así, sólo podemos aspirar a una cierta singularidad y estilo gracias al esplendor y riqueza de nuestros hallazgos. «El cazador de instantes es un aprendiz de la imaginación que aspira a convertirse en maestro de la memoria».  Rafael Argullol. Pues eso. Si el trofeo de caza no es oportuno a nuestra sensibilidad nos perdemos en la banalidad y la impotencia. En la nada. Qué le vamos a hacer. A veces me pregunto si sería capaz de acuñar una frase contundente. Voy a probar: «los demás sólo son soportables si tenemos algo que compartir con ellos» (yo). Seguro que eso ya lo ha dicho alguien. Toda esta disertación viene a propósito de la serie que titulo: -Necesariamente juntos para…- La razón es que tengo fotografías de gentes juntas que comparten, además del lugar, la mirada y las actitudes; algo más: afinidades y ritmos existenciales y, sobre todo, el placer de la fiesta y probablemente del deseo. Hoy, el texto del día tenía que comenzar y finalizar con una cita, por supuesto. «Por encima de todas las ideas filosóficas, aún en lo referente a la virtud misma, el último fin de nuestra vida es el placer». Michel de Montaigne