…Seguí adelante y dejé que las fotografías fueran realizándose solas. Únicamente colocaba la cámara. Nada más. Todo iba bien en un lunes que había comenzado bajo el peso del estupor. No hacía nada para convocar a las imágenes. Me esperaban desde hacía tiempo. Mientras caminaba y fotografiaba pensaba en cómo podrían ser las imágenes de paisajes existenciales, o más bien, fotografías existenciales de paisajes. Volví a preguntarme qué sabía sobre existencialismo. No me contesté (actitud existencial, sin duda). Comenzaron a suceder hechos que encontré muy convenientes para mi propósito: los caminos blancos se perdían y bifurcaban inexplicablemente. Provocaban que tomara decisiones erróneas sobre la dirección que debía seguir. Claro, como en la vida -me consolé-. Pensé que todo lo que me rodeaba se parecía a cuestiones gravemente existenciales…
5 FEBRERO 2011
© 2011 pepe fuentes