…Atisbé a lo lejos a un hombre en un montículo, en el borde del camino por el que avanzaba acompañado de mis inquietudes existenciales (apenas si se ve en la fotografía, está en la parte superior derecha). Cuando llegué a su altura se acercó resuelto a mí, me miró fijamente a los ojos y me preguntó: ¿estás cansado, verdad? Le contesté que sí, que llevaba horas caminando y que, aunque la temperatura era agradable, la niebla me pesaba un poco en el ánimo. Asintió y afirmó que a él le ocurría lo mismo, que el día era muy extraño. Claro, por eso me he decidido a salir de mi casa para hacer fotografías existenciales -le dije-. No me hizo ni caso; no parecía importarle nada mi confidencia…
11 FEBRERO 2011
© 2011 pepe fuentes