20 FEBRERO 2011

Sigo con las fotografías sin finalidad ni explicación (por el momento), y ésta es la siguiente entrega de lo que pensé que era una aproximación al Paso del Tiempo. Realmente, sobre esa inquietud e interés, no he conseguido (por el momento) ningún resultado apreciable; quizá porque el tipo de fotografía que realizo está completamente subordinado a lo visible y a un cierto naturalismo, y eso no es una característica propicia para tratar ese misterio indescifrable. Ha habido fotógrafos que han realizado experimentaciones interesantes sobre el movimiento: Weston, de la luz, o Muybridge, de anímales y personas, y otros muchos sobre distintos aspectos de la fotografía aplicados al tiempo. Pero eso a mí apenas si me ha interesado. Supongo (aún no lo tengo claro), que lo mío va más bien por la metáfora esteticista y más o menos sugestiva o «poética», por ponerme en el mejor de los casos. También tiene que ver con lo que dice  Roland Barthes: « La Fotografía no rememora el pasado (no hay nada de proustiano en una foto). El efecto que produce en mí no es la restitución de lo abolido (por el tiempo, por la distancia), sino el testimonio de que lo que veo ha sido. La fotografía no dice (forzosamente) lo que ya no es, sino tan sólo y sin duda alguna lo que ha sido». Mientras pongo orden a mi atribulada cabeza me sirven fotografías como la de hoy, pero eso sí, siempre traídas de la mano de la evocación poética o literaria: «El ordenamiento presuroso de altas fábricas en caminos despoblados». Álvaro Mutis. El título de la serie: -La última imagen-.