4 MARZO 2011

© 2011 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2011
Localizacion
Feria de arte Arco. Madrid (España)
Copiado máximo en soporte baritado
1
Fecha de diario
2011-03-04
Referencia
1100

…De pronto, sorpresivamente, me tropecé, como todos los años, con obras de una artista que ya forma parte de mis pesadillas más recurrentes: -Marina Abramovic-. El año pasado levitaba en una cocina, este año también, lo que me hace pensar que la obra todavía no se ha vendido (o quizá tiene mil copias de lo mismo). Además, en otra imagen, abrazaba amorosamente a una –ovejita- (creo que negra), en medio de un rebaño de ovejas y ovejitas blancas (atención a la profundidad del mensaje). Pero donde se mostraba más ella misma era en una enorme fotografía de su cara, bajo el título de -felicitación navideña- o algo así, en la que aparecía hecha un asco: lágrimas, babas, mocos, y lo que era casi peor, una expresión de infinita tristeza. Supongo que por el destino de la humanidad. Sí, porque ésta es así, siempre a vueltas con mensajes transcendentes sobre la “esencia de lo humano”. Lo peor no es que explique conceptualmente lo que hace, que lo hace (cuestión muy poco artística, por cierto), no, lo que es absolutamente desolador es la espantosa fealdad de la pretendida y supuesta “provocación” de su obra. Enseguida dejé de pensar en la Abramovic, a fin de cuentas tan previsible siempre, y seguí caminando. De vez en cuando levantaba la cámara, encuadraba y fotografiaba. Ninguna emoción se acercaba a mi ánimo. De pronto, recordé una frase de Ángeles García (no sé quién es), que leí el otro día: “en el arte contemporáneo, el espectador tiene que mirar contemplándose también a sí mismo. El que no entienda esto, no puede disfrutar del arte moderno”. Claro, era eso lo que me pasaba, me dije aliviado: en el desganado –ir y venir- entre el arte y el ego, me había  quedado “pillado” conmigo mismo y no encontraba  el modo de volver a mi discontinuo interés por el arte. No disfrutaba con lo que sucedía a mi alrededor, pero sí conmigo mismo. Me pareció mucho mejor…

Pepe Fuentes ·