19 MAYO 2011

© 2008 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2008
Localizacion
Tucson (Estados Unidos)
Soporte de imagen
-35 MM. Kodak. High-Speed Infrared 400
Copiado máximo en soporte baritado
2
Fecha de diario
2011-05-19
Referencia
2570

Llevo varios días oyendo el enfado de los «progres». Me pregunto qué significa esa curiosa palabra (progresista), asociada a gentes también llamadas de «izquierda», que política e históricamente han sido los seres más reaccionarios y salvajemente represores de actos y pensamientos libres. Además de asquerosamente moralistas y puritanos. Bien, estos están enfadados porque han ejecutado a Bin Laden. Llevo años y años disfrutando de historias literarias, y sobre todo cinematográficas, en las que el leitmotiv es la venganza. Como diría Wilde, «la vida imita al arte» y mi propio leitmotiv es el arte, y también pasármelo bien con el máximo nivel de «irresponsabilidad» social del que soy capaz. Si pensara en mí o en los míos ante la trágica decisión de tener que lanzarnos al vacío abismal desde un edificio en llamas, no pestañearía ni un instante en descerrajar un tiro en la cabeza, o en cualquier otra parte de su inmundo cuerpo, al monstruo que perpetró semejante atrocidad. Afortunadamente, de esa responsabilidad, y necesidad «social»  y «artística» que hago mía, me han liberado los «buenos». Cinco cosas más: una, los «progres» de los que hablaba antes son intelectual y éticamente incoherentes e insufribles (aparte de unos memos hipócritas); dos, lo «políticamente correcto» me parece el más eficaz vomitivo que existe; tres, la magnífica y sobrecogedora película coreana, Sympathy For Lady Vengeance (2005), de Park Chan-wok, que vi el otro día, habla exactamente de lo mismo que acabo de decir, o de la condición humana (no tengo nada que objetar a lo que sucede en esa terrible historia); cuatro, otra película, Sin perdón, me parece excelente y Clint Eastwood un gran artista; cinco, este texto es una digresión socio política (aunque también artística), completamente ajena a la temática de este diario, y que procuraré no repetir nunca más. Dicho queda.  

Pepe Fuentes ·