…El seis de noviembre, martes, se diluyó entre las páginas de Pérdida y poco más. Como casi siempre, no recibí llamadas del mundo exterior. Tampoco nadie me escribió ni envió ningún mensaje, -floto y me abandono a la deriva en aguas solitarias-. A las cinco terminé el libro; me dejó en un estado de estupor del que me costó salir. Quizá debido a su hondura y desconsuelo. Supongo. Así fue mi vida el seis de noviembre. «Todas las explicaciones son palabrería vacía». Gudbergur Bergsson
27 DICIEMBRE 2012
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