28 DICIEMBRE 2012

En un cajón de mi «estudio» (de no estudiar nada), olvidada, una fotocopia con un fragmento de una entrevista de 1997 a Ettore Sottsass, Aquitecto y diseñador, cuando contaba 80 años:
P: Tiene un aspecto triste, ¿nostalgia de tiempos mejores?  ¿miedo a la muerte?
R: Más que nostalgia, melancolía. Cada vez tengo más claro el sinsentido existencial, la fragilidad, la ausencia de referencias. No tengo miedo a morir, he logrado aceptar la provisionalidad de la vida. Espero morir en mi estudio trabajando; tengo amigos, amores, dramas, entorno, encargos, todo es continuo proyecto.
P: Su larga vida le habrá dado sabiduría, denos un consejo…
R: El consejo es que no hay consejos. Tan sólo se trata de tener paciencia, de estar calmado, tener compasión en el sentido de Buda. De uno mismo y de los otros, porque estamos en una barca que tarde o temprano se hunde. No debería decirlo, pero es así.
He consultado en la Wikipedia y me he enterado que Sottsass murió el treinta y uno de diciembre de dos mil siete, diez años después de la entrevista, a los noventa años. Su barca se hundió, al parecer, en su casa, apaciblemente.