El cardiólogo holandés Pim van Lommel, en su libro Consciencia más allá de la vida, aborda y cuestiona las limitaciones de la ciencia para conocer la experiencia real de lo que ocurre cuando se muere: «¿Existe la conciencia más allá de la muerte? ¿Qué es la muerte? ¿Qué es la vida? ¿Por qué el temor a la muerte y su destierro de nuestra sociedad? ¿Qué ocurre cuando estoy muerto? Solo hace cuarenta años que es posible reavivar a pacientes y por lo tanto analizar científicamente cuestiones así, cifradas desde siempre en creencias o experiencias extrañas. Pacientes clínicamente muertos, con parada cardiorrespiratoria y encefalograma plano, poseen una conciencia más amplia, lúcida y clara que la conciencia normal (es verdad que parece que solo sucede en el 18% de los casos, sin que haya explicación científica para ello) sienten las vivencias extrañas de siempre: salida del propio cuerpo, túnel oscuro y al final luz, un entorno no terreno de colores fantásticos; encuentros con parientes; visión retrospectiva de la vida: todo lo que se ha hecho y pensado está ahí; experiencia de unidad con todo, como si todo estuviera unido a todo. En general domina un fuerte sentimiento de felicidad y alegría (unido en ocasiones a instantes de miedo, que también significan conciencia) precisamente por el sentimiento y la consciencia de que están muertos. Estar muerto no es estar muerto sino otra forma de vida, cuentan. Y cuentan que el cuerpo no puede estar sin mí pero yo sí puedo estar sin mi cuerpo, que se es consciente sin cuerpo. Finalmente, sienten una gran decepción por volver. La consciencia de que vuelven es algo horrible, dicen. Ya nunca más tendrán miedo a la muerte.»
Esta incierta posibilidad, que querría creerme, pero que no, no me consuela de tener que morirme en absoluto, maldita sea.
29 DICIEMBRE 2012
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