20 FEBRERO 2013

© 2006 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2006
Localizacion
Toledo (España)
Soporte de imagen
-35 MM. Kodak. High-Speed Infrared 100
Soporte de copias
ILFORD MULTIGRADO WARMTONE BARITADO
Viraje
SELENIO
Tamaño
18 x 28,5 cm
Copiado máximo en soporte baritado
2
Copias disponibles
2
Año de copiado
2012
Fecha de diario
2013-02-20
Referencia
4646

DICCIONARIO IMPROVISADO E INNECESARIO
SACERDOTE: ¡Cómo me gustan esos tipos! Son fascinantes. Cuando veo uno por la calle me quedo embobado y le sigo con la mirada; si me cruzo con alguno en un supermercado le acecho disimuladamente para cotillear lo que compra e inferir de lo que se alimenta porque dudo mucho que coman lo que el resto de la humanidad. Esta sospecha se confirma y acrecienta porque casi nunca me los encuentro haciendo la compra, como todo el mundo. Mi admiración se parece a la de los adolescentes por sus estrellas del espectáculo. Lamentablemente, a esos seres extraordinarios y extraños, los veo en raras ocasiones (quizá porque no llevan ninguno de sus atavíos que les denotan, pero claro, en ese caso no me valen). Podría ir a verlos a las iglesias, pero eso es lo normal y así no me interesan.  Por qué me fascinan de ese modo? No lo sé exactamente, pero, probablemente, tenga que ver con el hecho de que su elección existencial supone la negación-afirmación de todo lo que a mí me resulta connatural con la condición humana: desde la duda, la incredulidad, las contradicciones y todo lo que tiene que ver con las preguntas incesantes y los titubeos asustados que provocan el hecho de vivir, hasta los aspectos físico-químicos  más elementales, como el sexo, las pasiones y todos las necesidades físicas emparentadas con las adicciones, los excesos y los placeres hedonistas. En fin, vivir como humanos razonables y coherentes: vulnerables a todo. También sospecho que todo lo suyo es una monstruosa mentira y que no son ajenos a nada: ni al sexo, ni a la vanidad (sólo hay que verlos en el púlpito), ni a la codicia, ni a la ambición, ni a las luchas de poder, ni a nada de nada. Quizá, es por lo que me hipnotizan, se me ocurre a medida que escribo, porque son unos insuperables actores a tiempo completo. Debería pedirles autógrafos como se lo podría pedir a Robert de Niro, a pesar de que no soy mitómano. Así que, por el momento, me conformo con fotografiarles como a estrellas rutilantes del mundo, aunque tienen un serio problema: suelen ser anodinos y muy feos. Y ahora Ambrose Bierce: SACERDOTE: Caballero que reivindica como propio el sendero interior que conduce al Paraíso, y quiere cobrar peaje sobre el mismo.

Pepe Fuentes ·