12 ABRIL 2013

…Ah, y ya no hablemos si además te pagan. Porque, obviamente, querrás que te sigan pagando, sobre todo porque eso es un trasunto de alcance espiritual: el –reconocimiento-. Si no nos reconocen parece que no vivimos. Pero no, no creo que sea así, eso es sólo una debilidad que además es objetivamente incierta. La experiencia, o la historia, o lo que se quiera, demuestra que, los que han transcendido la losa del sueldo o éxito de ventas, y han sido muchos, lo han conseguido con talento y fe en sí mismos. Dicho de otro modo: el talento y la valentía pueden salvar de la oscuridad del hacer disimuladamente. A los que estamos más o menos en esa categoría sólo nos queda colocar piedras para el olvido, y la única dignidad a la que podemos aspirar es a la discreción y el silencio, o tal vez a la orgullosa e indeclinable autosuficiencia. Pero nunca, nunca, que no estemos vivos y que en algún momento seamos buenos o muy buenos en lo que nos empeñemos. Que no cunda el desánimo. «La rica paleta de ocres dorados, verdes abigarrados, marrones chocolate, rosas brillantes, rojos y amarillos está contrastada con una seguridad en el toque que sólo puede tener un autodidacta». Will Gompertz