…Desde el instante en que entré en la medrosa habitación rosa, comenzaron a suceder hechos improbables. De vez en cuando, trenes imparables y vertiginosos pasaban bajo las ventanas envueltos en ruido y furia. Quizá de alguno se debió descolgar un individuo de aspecto penoso que entró como buscando algo. Con pasos vacilantes recorrió la habitación sin apenas mirarme. Avanzó volviendo la cabeza hacia donde me encontraba, componiendo un gesto atroz. En la pared, un marco que aparentemente no enmarcaba nada…
22 MAYO 2013
© 2013 pepe fuentes