…Era medio día. Decidí que ya era suficiente. Me sentía algo cansado de manotear entre los fantasmas de mi necesidad. Recogí mis cosas y salí del edificio. Abajo, cerca del coche, dos hombres se afanaban en un trabajo indescifrable. Nos ignoramos. Se me ocurrió volver a entrar a echar un último vistazo porque con frecuencia me dejo cosas olvidadas. Volví a recorrer las desoladas habitaciones…
25 MAYO 2013
© 2013 pepe fuentes