23 NOVIEMBRE 2013

© 2010 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2010
Localizacion
Turín (Italia)
Soporte de imagen
-120 MM- ILFORD DELTA 3200
Soporte de copias
ILFORD MULTIGRADO BARITADO
Viraje
SELENIO
Tamaño
46,5 x 58,2 cm
Copiado máximo en soporte baritado
1
Copias disponibles
1
Año de copiado
2010
Fecha de diario
2013-11-23
Referencia
4511

…Por si fuera poco, pude ver cuatro obras de René Magritte que no conocía. De Giorgio de Chirico solo dos y me habría encantado ver alguna más. Este artista no está considerado como surrealista puro, dado que, en la concepción de sus obras, al parecer, no sucedía la epifanía mágica de todo acto surrealista: –el libre, descomprometido y fulgurante automatismo-, y sí, al parecer, la «metafísica», que más bien suena a impenitente reflexión filosófica. No obstante, de Chirico tuvo mucho que ver con los inicios del surrealismo, colaborando en sus publicaciones y aportando obras al corpus del movimiento (Breton compró una de sus obras importantes: El cerebro del niño, 1914) pero, a pesar de esos momentos de confusa proximidad, terminó cayéndose del movimiento. El surrealismo generaba una potente fuerza centrípeta que no todos soportaron. De Chirico habitaba, creativamente, en la dudosa y surrealmente cuestionable –segunda intención-. «La confrontación entre el surrealismo y el sueño no nos ofrece indicaciones muy satisfactorias. Tanto la pintura como la escritura son capaces de contar un sueño. Con un sencillo esfuerzo de memoria es relativamente fácil que se le aparecieran a De Chirico extraños paisajes, sólo tenía que reproducirlos, confiar en la interpretación que le había aportado su memoria. Pero ese esfuerzo de segunda intención, que inevitablemente distorsiona las imágenes haciéndolas aflorar a la superficie de la conciencia, no demuestra que hemos de renunciar a hallar aquí la clave de la pintura surrealista. En la misma medida sin duda, pero no que el relato de un sueño, un cuadro de De Chirico no puede tenerse por característico del surrealismo: las imágenes son surrealistas, pero la expresión no lo esMax Morise

Pepe Fuentes ·