1 FEBRERO 2014

© 2013 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2013
Localizacion
Toledo (España)
Soporte de imagen
-35 MM- ILFORD SFX. 200 (800)
Fecha de diario
2014-02-01
Referencia
6561

DIGRESIÓN UNO (el propósito del mes pasado, una o dos digresiones por mes, me la tomo muy en serio y empiezo con una, que son dos). Ambas tienen que ver con la creación literaria y teatral. Primera: El cojo de Inishmaan, de Martin McDonagh, Teatro Español, tres de Enero. Obra de interesantísima y vivísima temática porque habla del ser y del vivir, de la soledad, del amor, de los sueños, de paisajes y condiciones existenciales extremas e imposibles, de la importancia de la naturaleza en la vida de las personas y de tantas y tantas cosas que aluden al cómo y por qué se vive y se muere. Por si fuera poco, la obra está impregnada de sentido del humor, iconoclasta y chocante (uno de los personajes hablaba con la piedras como yo hacía, más o menos, de pequeño). Más todavía: el montaje (cuestionado por algún crítico) y las interpretaciones (que no ha cuestionado nadie, que yo sepa) son esplendidas. Dos horas de puro gozo. Segunda: Intemperie, de Jesús Carrasco. Cuenta una sobrecogedora historia sobre la dureza del paisaje, la humanidad de los animales y la animalidad de los humanos. La prosa es sobria, dura, rica, matizada, poética, entendida y precisa sobre las definiciones y la cultura del campo seco. El lenguaje que utiliza Carrasco para contar su historia te envuelve y se mete por cada poro de la piel sacudiéndote implacablemente sin tregua, con belleza, belleza, belleza y exactitud en el orden de las palabras que te remiten a imágenes y estas a otras palabras, una y otra vez en una incesante ceremonia emotiva. Orfebrería literaria, sentida y convulsa. Me pregunto a propósito de estas dos obras: ¿es posible la creación, la obra, el arte, sin emoción? Quizá, pero siempre serán menos.

Pepe Fuentes ·