2 FEBRERO 2014

Nueve de Enero (jueves). Me he levantado a las seis y cuarto. Me siento terriblemente cansado. Temo que hoy sea uno de esos días en los que nada o casi nada me interesará hasta el esfuerzo y ni tan siquiera el simple movimiento. Qué cansancio no saber cómo hacer las cosas y para qué. Qué desgana asumir que haga lo que haga no me salvaré. Tampoco los demás, aunque para los que saben vivir es más fácil, porque miran para otro lado y continúan. Su lucidez me desalienta por inalcanzable. Yo también soy así la mayor parte del tiempo, pero lo mío no es lucidez, sino voluntariosa terquedad.